
¡Ay, Prensa, por Dios no te caigas!
Hoy he decidido “cancelar” la lectura de un periódico. Ya era hora, me digo a mi mismo. ¡Cuánto tiempo perdido! simplemente por la costumbre de su lectura durante muchos años. Ahora he decidido darles su propia medicina, cancelación de su lectura, y ya me importa un huevo lo que escriban porque a mí no me pillan. No me interesa ya lo que digan. Al final, la lectura de La Servidumbre Voluntaria parece haber calado en