Pequeñas grandes estafas
Ya está bien. Llega un momento que, además de indignación, provocan hastío y aburren hasta decir ¡basta!, o hasta aceptar la derrota para ganar distancia con ellas, saber perder para ganar. Tal vez esté ahí el secreto de su estrategia, que te la meten doblada de tal manera que para sacarla cuesta tanto esfuerzo que el consumidor final hace cuentas del tiempo en resolver el problema y conviene que es mejor callar, pagar y rogar