UNO DE LOS NUESTROS
Lo mejor para lograr que el suelo que pisamos se tambalee y se desmoronen nuestras pocas certezas infantiles es el hecho de que ni siquiera las palabras signifiquen lo que creíamos que significaban, que un ladrón no sea un ladrón; un sinvergüenza sea un patriota y un traidor sea un mártir. Lo único que le falta a este país de todos los demonios para que los ciudadanos que lo habitamos seamos definitivamente felices