Notas dominicais
Non me desgusta a expresión «estoy rayada» -en galego, estou amolada, amocada, enfastiada, xiringada?-, para definir a sensación de fastío que a todos nos pode afectar en calquera ocasión. Pero tampouco está nada mal a que encabezaba a carta dunha amiga do escritor José-Miguel Ullán: «Tengo la tarde tan tonta y retorcida…». Unha frase que define boa parte das miñas tardes de domingos e festivos, pasadas e presentes.
Agora que entramos en tempo electoral -aínda máis do que sempre estamos entre elección e elección-, creo que non viría mal acollerse á figura do ironista melancólico, da que falaba o escritor e politólogo Manuel Arias Maldonado nunha entrevista co gallo da publicación do seu libro La democracia sentimental: «… la figura del ironista melancólico. Es una descripción de un tipo ideal al que acercarnos, más que algo que pueda generalizarse. El ironista melancólico es alguien que limita la ilusión que deposita en la vida política porque comprende su enorme complejidad y anticipa el fracaso de las empresas colectivas. Limita conscientemente su entusiasmo. Y es ironista porque es reflexivo. También responde a la brecha trágica y a la brecha irónica. El orden colectivo nunca va a reflejar nuestro dibujo del orden ideal: eso es trágico. Habrá sujetos que se sientan mal representados, seres que no encuentren expresión política. Se trata de no esperar que la política nos haga felices o nos resuelva la vida, aunque sí podemos exigirle que determinados estándares socioeconómicos y de civilidad sean satisfechos o cumplidos».
Non lle faltaba razón ao escritor Benjamín Jarnés cando describía a caótica España decimonónica nun parágrafo da súa obra Castelar, hombre del Sinaí (1936): «Así es el siglo XIX. Lleno está de creyentes escépticos, de paganos católicos, de diabólicos sacerdotes, de apóstoles asesinos, de progresistas retrógrados, de republicanos palatinos, de monárquicos demagogos, de clérigos al pie del cañón, de guerrilleros en el púlpito». Tampouco ao tamén escritor César Pérez Gracia cando resumiu a visión de Jarnés: «España es la feria del oxímoron».
Cita Jon Juaristi, no Prólogo a edición da súa obra poética (Derrotero. Poesía, 1969-2022. Renacimiento: Sevilla, 2023), a Gabriel Celaya respecto ao que el chamaba «formas posibles de la vida», mediante as que intentamos «ser simplemente frente al inmenso caos». Eu só cambiaría ser por vivir.