Ella vino ella hoy a tomar un café. Por la tarde. Nos acodamos en la barra y charlamos hasta que una chispa de conversación nos llevó al arte. De ahí saltamos a la erótica, y combinando ambas, fui al rincón donde esperan su oportunidad ciertos libros cuasi clandestinos para que no los birle alguien con mala conciencia. Cogí dos, uno de Xosé Conde Corbal, con sexo en blanco y negro cual fotograma de cine en mediados de siglo pasado, y otro de Leiro el escultor que en este caso cambió el cincel por el pincel y el color de otro tiempo posterior. LA ERÓTICA se titula el libro ideado y editado por el genial Eloy Lozano. que para el que no lo conoció ni conoce hay que contarle su capacidad creativa y precioso estilo que, por desgracia, lo echó de Ourense a vivir en Santiago de Compostela. El libro que sostiene estos dibujos junto a poemas de Ferrín está algo tocado, pues cayó varias veces desde la librería donde se exponía abierto en canal. Un día lo llevé a Madrid para intentar vender la partida de cien que quedaban en las manos del amigo Eloy, a la CEE, donde le habían dado ese mismo año un premio a Francisco Leiro, y el listo que me atendió, al final se afanó en afanar el libro llevado y si te he visto ya no me acuerdo. Una vergüenza de señor. Pero aquí sigue el libro que atestigua su importancia, y para muestra un botón, como el del dibujo que subo a primera página. Con estos dibujos el café supo distinto y no porque estuviese más caliente sino porque el arte si algo mueve es por dentro.
Por cierto, ya sabemos la lista del PP al ayuntamiento de la ciudad, léase Ourense, y por encima de cualquier otra disquisición al respecto, lo que chirria es la paja mental de Cabezas eligiendo a un tipo que traicionó al propio partido popular hace cuatro años y ahora dobla su apuesta porque Ourense no sea como Roma en lo de que no paga a traidores, volviendo; inexplicable decisión personal de Manolo que nada menos que en su plan de intenciones le asigna una responsabilidad cultural, esa que trata del saber y sobre todo saber algo de ética personal y política. Aquí, lo de los principios de Marx que se cambian a antojo, parece más real que Marx mismo.