PUES SÍ, hoy echa más humo que nunca la celulosa de Pontevedra, y no solo porque quemen más papel sino porque gran parte de los vecinos de Pontevedra echan humo por la decisión del Supremo, que avala que la papelera Ence mantenga abierta su fábrica por muchos años más en terrenos protegidos de la ría pontevedresa. La consideración jurídica pasa porque se pueden prorrogar las concesiones anteriores a la Ley General de Costas de 1988 si constan informes medioambientales favorables, y éstos, haberlos “haylos”.
La Sala de lo Contencioso-Administrativo ha estimado los recursos presentados por la propia mercantil y otras entidades contra las sentencias de la Audiencia Nacional que anularon la resolución dictada en enero de 2016 desde la Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y del Mar donde se otorgó a Ence una prórroga de 60 años de la concesión de ocupación de terrenos protegidos por la Ley de Costas. NO hay que olvidar que en ese años gobernaba España el pontevedrés Rajoy, ¡oh, casualidad!.
Divididos en dos bandos, los del sí y los del no, los del sí a la continuidad para salvar el 28% del PIB de Pontevedra y 5.000 puestos de trabajo, que se traduce en mucha pasta, tanta como la que procura la celulosa misma, y los del NO, para recuperar una superficie de más de 370.000 metros cuadrados de dominio público marítimo terrestre y el medioambiente consiguiente.
Pues, visto el caso y la sentencia, va a ser que la concesión de la papelera continuará apestando Pontevedra cuando sople norte, pero soplará viento a favor para esos miles de trabajos necesarios para la sobrevivencia de un lugar como Pontevedra.