Hoy he vuelto a ver mi Facultad de Periodismo. Esa de hormigón gris que cuando yo estudié en ella era la mitad de lo que es hoy, en tamaño, pero mucho mayor en espíritu de lucha democrática. Que conste que yo nunca fui del grupo de los troskistas que se levantaban encima de una mesa en la Biblioteca para arengarnos a los demás, pero comprendía que esos mismos y otros pelearan por la democracia, pues estábamos todavía en la dictadura ¡Dios, que viejo es uno!. Entraban a caballo los grises y corríamos por todas partes escapando. Lógico. En esa pelea, los estudiantes teníamos todas las de perder. Pero hoy, hoy todo es tan distinto que incluso el gris cambió. No me parece tan feo como entonces. Lo que, sin embargo, es mucho más feo, es no respetar la democracia e intentar boicotear un acto de Facultad porque para los guerrilleros de la libertad, jajaja, deciden quien puede o no hablar en su Facultad. Las imágenes que pude ver en televisión me parecieron indignas de personas que se forman en esa Facultad para ser buenos informadores, no sectarios ideológicos. Por supuesto, viendo ahora alguna fotografía, lo que tengo claro es que si yo hubiera coincidido en la Facultad con la Presidenta de Madrid, tan abucheada, y pudiera, claro, le hubiese echado los tejos como en mi época hacíamos unos y otros sin pensar siquiera en que nos tacharan de machistas, que de eso nada.
Pero si la actuación estudiantil me pareció impertinente para una Universidad, lo que específicamente me tocó los cataplines fue la intervención de otro egresado interviniente, el actor De la Torre, cuando se refirió a lo público: “Para mí la palabra liberad significa tener los recursos para pensar por mí mismo […] Yo pude estudiar aquí porque tuve una beca, estudié toda mi vida en medios públicos y he logrado pensar en libertad y alcanzar la libertad gracias a que existe la educación pública”. Y finalmente también habló sobre la sanidad y los trabajadores públicos. “Ellos no necesitan que se les llene la boca con la palabra patria, porque la ejercen día a día. Porque cohesionan a la sociedad y porque gracias a su esfuerzo nadie se queda atrás”, añadió entre los aplausos del auditorio. Y me tocan los cojones todos aquellos que solo se refieren a lo público como un valor superior a los demás que trabajamos en un curro privado; me los toca este tío, hoy y todos los días que llega a mi casa a las once de la noche después de pasar el día metido en mi chollo para poder sobrevivir; el puto mito de que los que trabajan privadamente son unos chupócteros o algo parecido, se lo quitaba yo a cualquiera de ellos haciéndoles limpiar la caca que un cliente deja en el baño del bar, amén de mil lindezas que ni se imaginan. El actor, me imagino, hará películas con presupuestos subvencionados por dinero público, porque si no, además de demagogo es tonto capirote.