Ayer rematamos el año musical 2022 de la mejor manera, con un concierto de jazz que resultó magnífico. Así como de Xosé Miguélez y Max Gómez ya no nos sorprende su nivel altísimo, sí que fue un descubrimiento absoluto la voz de Rubén Fernández, que además es un tipo con ángel, y la presencia del gran músico catalán Jordi Gaspar, que además resultó ser un tipo estupendo. El cuarteto se entregó totalmente al público que desde el lunes completaba el aforo de la sala con cincuenta personas que no mueven un papel durante el concierto, cosa que se agradece enormemente. De la calidad de la acústica y del clima cálido que se mezcla con las notas musicales dicen que no se pueden discutir sino solo por arriba, muy arriba, y eso también da gusto escucharlo, al igual que cuando te dice el mismo Jordi que no hay muchos sitios por ahí, incluida su ciudad Barcelona, donde se escuchen tan bien ellos mismos. Al final todos nos fuimos felices, músicos y público, y veremos si alguno de ellos repite pronto, pues voluntad hay gracias a la buena impresión que se llevan de elcercano. Nosotros ya tenemos conciertos programados para el primer trimestre y veremos como completamos un buen programa de jazz sin mirar a la competencia, pues cada uno nos buscamos la vida, y nuestra vida no la cambiamos, naturalmente, aunque sea a costa de cierta modestia correspondiente al mecenazgo que es principio irrenunciable al espíritu que nos abre cada día la puerta. El objetivo será recuperar a parte del público de jazz que se se dice hay en Ourense y que todavía no nos conocen por cierto prejuicio alguno, por desconocimiento otros. Y si no, seremos suficientes para decir ¡adelante! al jazz, blues y música de calidad en elcercano. Y ojalá nos salga una idea que tenemos en mente para así ser envidia de muchos que tendrán que quedarse fuera. Hasta el 2023, amigos.
Ombra de Lúa y hasta el año que viene
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