Cuando caminas por la ciudad, no importa si hay o no prisa, si llevas los ojos abiertos y no mirando para el suelo te encuentras con fotografías de la realidad para tomar el móvil y fijarlas más allá de en tu memoria. En Celso Emilio Ferreiro, en la calle que no el personaje, encontré esta obra que me chocó por tener una pequeña excavadora en el alto de la casa; me detuve en la calle escrutando como habían podido subir hasta allí sin rampa la pesada máquina, y no fue sino una mujer la que me aclaró la mente ofuscada en su solución: “la colocó una grúa”. Pues claro, tan claro como se ve todo después de la respuesta dada. Pero este simple detalle abrió el diafragma de la máquina que había fotografiado la escena y encontré allí un cuadro algo abstracto, algo realista, algo cubista, algo que mi imaginación vio. Los distintos colores en un corte plano parecen de un lienzo más que de un edificio. Curioso, al menos.