Lo que pasa en el fútbol, lo que pueda pasar en el futuro, ya no sorprenderá a nadie. Desde Tebas a Rubiales, con sus peleas, tarjetas y sueldos millonarios, viviendo como reyes de un nuevo territorio feudal, pasando por los propios jugadores que se besan el escudo de la camiseta con el ardor que dura una peseta volando, hasta la genialidad esperpéntica de presidentes de clubs que han pasado ya por el talego, ¿y los que quedan?, llegamos al ínclito gordito de la Masía, que se saca palancas cual vulgar ladrón Lupin, con las que atracar el futuro de su club. Con una deuda imposible, más de mil millones de euros acumulados -que se dice pronto- ahora el remedio pasa por vender patrimonio del club, como han empezado a hacer desde la directiva, la venta de un 15% más de los derechos televisivos y las ventas de hasta el 49,9% de Barça Licensing & Merchandising (el merchandising del club) y Barça Studios (la productora audiovisual). Bueno, con tal de estar ahí, no importa hacer más dispendio con el gasto como así hacen fichando jugadores como el que más, a cuenta del futuro. Aquí, como el propio Estado, la deuda que siga creciendo, que ya la pagarán los que vengan después.