Edurne Urreta trae a El Mundo esta crónica de Avión que llama la atención por haber conseguido situar en lo alto de una posición económica a tantos vecinos que emigraron a América en general, México en particular. Muchos han vuelto a vivir a su pueblo de origen, otros vienen todos los años a festejar su éxito junto a los que no se fueron, pero mucho me temo que las siguientes generaciones vendrán ocasionalmente pero ya sin más vínculo que el de un recuerdo borroso y de sus ancestros. Podrían, eso sí, nuestras autoridades de emigración, como el señor Miranda, tratar de animar a estos ourensanos de pro allende las fronteras a que ahora también lo sean, ourensanos de pro en casa, ayudando a despegar a un Ourense que mira para ellos, a veces, con admiración, otras veces con decepción por su alejamiento certero. Veamos la crónica de Edurne:
Un pequeño pueblo de Ourense posee una de las rentas per cápita más altas de España y acoge a ricos jubilados que emigraron a México. El empresario Alberto Dacasa revela en un libro cuál es el secreto de su éxito y cómo conseguirlo.
Ocho años tenía Alberto Dacasa cuando pisó por primera vez el pueblo en el que crecieron sus padres, sus abuelos y los padres de sus abuelos. Desde muy pequeño escuchaba en casa las historias de los vecinos de aquel inhóspito municipio de Ourense, aislado entre montañas, donde a duras penas lograban sobrevivir. Relatos de dolorosas partidas en barcos de carga rumbo a las Américas, de donde volvían, muchos años después, con el aura de los triunfadores. Los de Avión no eran los únicos gallegos que cruzaban el charco, pero ellos no iban a Argentina o a Venezuela, sino a México, donde crearon una comunidad en la que se ayudaban unos a otros a emprender y poder regresar al pueblo, cuando la morriña les vencía, con las maletas llenas y algún que otro Mercedes.
Los Dacasa forman parte de esa historia que ha hecho de Avión un peculiar caso de éxito, porque este pequeño pueblo escondido entre las sierras gallegas de Faro y Suído no tiene pinta de cantón suizo ni tiene tiendas de Chanel o Vuitton, a pesar de poseer una de las rentas per cápita más altas de España. Allí disfrutan de su dorada jubilación empresarios retirados y veranean otros muchos ricos emigrantes mexicanos que siguen aferrados a sus raíces avionenses.
En agosto el pueblo se llena de mariachis, tacos y tequila en una fiesta arraigada ya (este año se celebrará la decimosexta edición) por donde se dejan caer algunas de las grandes fortunas del planeta, como Olegario Vázquez Raña, anfitrión de Carlos Slim en más de una ocasión. Allí, como cualquier paisano del pueblo, disfrutan de unas cañas y de largas partidas de dominó en el bar O Luar, una normalidad impensable para ellos en México.
Son muchas las páginas que los medios dedican cada verano a Avión y a sus ricos habitantes preguntándose cuál es el secreto que esconde. La respuesta la tiene el propio Dacasa, convertido en otro empresarios de éxito, que ha publicado un libro, El Método Avión, donde detalla “la fórmula que durante generaciones ha enseñado cómo lograr la riqueza y el éxito personal” a sus paisanos. En México ha vendido ya 13.000 ejemplares y está feliz porque cree que su libro va a ayudar a mucha gente a emprender.
¿Cómo? le preguntamos. “Ser emprendedor es vivir unos años como otros no lo harán para vivir el resto de tu vida como otros no podrán. Esa es la clave”, asegura a LOC tras presentar el libro en el Centro Gallego de Madrid. Hasta allí se desplazaron el alcalde de Avión, Antonio Montero, y el secretario general de Emigración de la Xunta de Galicia, Antonio Rodríguez Miranda.
El camino lo aprendió en su casa y en los veranos que pasaba en el pueblo gallego. A los 13, con un pequeño préstamo de su padre, compró un lote de patatas y chuches para vendérselos a sus amigos en el río, donde se juntaban para bañarse. Fue su primer negocio. “Mi madre me decía que era un bicho raro, que qué hacía vendiendo en vez de estar jugando, pero con lo que gané me compré una tienda de campaña y el equipo completo de camping para hacer acampada”, relata.
Alberto fue el cuarto de los cinco hijos que tuvieron Ángel y Ofelia, otra gallega de Avión. Ángel empezó trabajando en una tienda de muebles y se dedicaba a la venta ambulante en sus ratos libres. Vendía casa por casa menaje, mantas y cacharros de cocina a las señoras hasta que, con los ahorros, pudo comprar un terreno y levantó su propia mueblería. El negocio prosperó, los ahorros se multiplicaron y la familia pudo, por fin, volver a pisar tierra gallega.
DESDE ABAJO
Las chuches iniciaron el emprendimiento de Alberto, que no era un buen estudiante. Empezó a trabajar en un hotel de otro gallego de Avión “separando la ropa de la lavandería” hasta que acabó de gerente. A los 21, con su padre jubilado, tomó las riendas del negocio familiar. “Empecé desde abajo, cargando muebles, limpiando, entendiendo cómo funcionaba el negocio…”. Amplió las mueblerías y empezó en otros negocios.
“El éxito no cae del cielo. Los emigrantes de Avión lo conseguían con hábitos adecuados, trabajo y constancia. Los que iban llegando imitaban a los que iban prosperando, aprendieron a emprender por imitación. Eran pobres pero tenían lo más importante: grandes sueños, ganas de prosperar, objetivos claros, compañerismo, vehemencia, humildad y nadie a su alrededor que les pusiese límites”, resume.
Esa idea es la que resume El Método Avión, donde Dacasa va desgranando los 13 pasos que hay que ir dando para alcanzar ese “éxito financiero y personal” de los avionenses. Tan convencido está que ha dado conferencias en centros sociales a chavales sin recursos o a 30.000 reclusos de 22 cárceles en México. “Mi libro ayuda a cambiar la vida. Hay mucha gente que me ha escrito diciéndomelo y eso es lo que me hace más feliz”, confiesa. 47 editoriales y distribuidores rechazaron publicarlo, hasta que decidió editarlo él mismo. La primera edición, cuyos beneficios ha destinado a Mensajeros de la Paz, del padre Ángel, ha sido un éxito en su país. También ha sido best-seller en Avión, donde los paisanos están devorando sus páginas.