Y no tengo por qué pensar que no lo sea si la foto la envía alguien de confianza a un amigo mío. La fotografía la realiza este amigo al ver entrar en el cine La Paz de la calle Santa Engracia, dejando su séquito de coches aparcado donde le pete, el famoso comunista rebelde que iba a cambiar el mundo con su esposa feminista de fachada y no de casa adentro. Sí, son Pablo Iglesias e Irene Montero los que se dieron un garbeo por el cine sin cortarse un pelo de lo que han cambiado sus principios por mucha moto que quieran vendernos. Estos son los gestos que delatan a quienes aprenden un discurso, tienen jeta para interpretarlos y después se ríen de nosotros, todos los demás, porque somos algo gilipollas por consentir tanta desvergüenza. Los políticos actuales no dan ninguna talla porque el que la tiene la pierde en dos batallas, dos comidas con arroces de marisco o dos invitaciones a un palco de autoridades. En realidad el poder corrompe a cualquiera pero son peores de los que no ocultan sus apetencias dinerarias que les provoca este vicio corrupto que los abraza como un puto, que los simuladores e hipócritas que van de sencillos ciudadanos humildes y sin aspiraciones monetarias puesto que están hechos de otra pasta, la pasta, esa pasta que no se come pero mira que da de comer multiplicado por cincuenta. Que les den.
- Sección: Noticias
- Publicado el 24 mayo 2022
- Por Moncho
Si es cierto me parece indecente
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