Que se vaya de la vida una persona de 51 años parece algo injusto desde el punto de vista que la media de edad de la muerte para los hombres en España es de 85 años; o sea, nada menos que le faltarían 44 para cumplir con la lógica y los que se pueden ganar en este plazo con los adelantos científicos que lleguen. No sé si su Caldas sobreviviría tanto como el Poirot de la Christie, pero al menos algo más sí, aunque “el último barco” que cogí entre mis manos no fue igual a “La playa de los ahogados” ni a “Ojos de agua” , aunque para gustos hay colores pero el blanco gusta a todos.
Contactamos con Domingo Villar hace ya muchos años, por medio de Raúl Costas que hoy estará abatido por la pérdida de amistad que necesariamente sentirá, y fue curioso que ante mi invitación donde no cabía remuneración económica aceptase siempre y cuando elcercano tampoco cobrase. ¡Lástima fuera! Después nos cruzamos algunos correos pero el mayo recuerdo que guardo hoy también me estremece, puesto que buscando fechas posibles él me comentó su limitación por las tareas paternas, como la de llevar los niños al cole y traerlos de vuelta a casa. No pudimos encontrar ninguna, y hasta el olvido llegó. Pero hace poco, con motivo de la participación de Mon en esa votación de graffitis a nivel muncial, me tomé la libertad de enviar a todos mis contactos la petición de apoyo a Mon, y él contestó dándome la enhorabuena porque ¡es muy bueno! Ahora toca guardar este wassap como un recuerdo agradable de Domingo, vecino de Chelo Nogueiras que hoy no levantaba cabeza de verlo todo el día delante de donde ella se ponía en Playa América, casi siempre de pie y charlando con alguien. Domingo Villar, seguro, deja muchos amigos, y uno casi se alegra de no haberlo sido porque hoy la tristeza de su pérdida sería mucho mayor. D.E.P. el escritor tan querido en Vigo.