Hoy llevé una grata sorpresa. Pasé por el Parque de San Lázaro y en el tramo de las cafeterías al fin no me sentí agobiado. Las sillas y mesas pegadas a las fachadas estaban libres de pecado, de ese de no dejar pasar ni a un lado u otro cómodamente al peatón. Levantaron algunas mesas que despejan el panorama, o paisaje. Pero, además, vi las mesas y sillas que para compensar a alguien pusieron en el propio parque y de forma moderada en una sola hilera no me disgustó, claro está sin sombrillas ni paravientos laterales, plásticos que se ponen carrañosos de feos y rallados, una fórmula que no es nueva sino que vivíamos cuando éramos jóvenes y las cafeterías estaban en la calle de subida. Algo es algo, y esperemos que el caos vaya poco a poco dejando de serlo, atender al peatón que no quiere o no tiene medios para sentarse en la silla de una terraza, colocando suficientes bancos para que repose si la edad le ataca y no diga la enfermedad. Vamos a seguir a la expectativa para saber si corrigen feísmos urbanos en pleno paseo, donde de nada valen jardineras bonitas si uno se encuentra con estos plásticos en el medio.
- Sección: Noticias
- Publicado el 13 mayo 2022
- Por Moncho
¿Algo está cambiando en el caos de terrazas ourensanas?
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