La frase del titular está sacada del nuevo libro de Ramón Andrés, Caminos de Intemperie, y se refiere a Eneas llevando a su padre Anquises a la espalda huyendo de la guerra de Troya. Y es verdad que así es, sólo salvando nuestras raíces, que son ellos, los mayores, podremos dar algún día fruto. De lo contrario, nada cabe esperar. Así lo entienden no ya Eneas en la Ilíada sino todos estos valientes seres que escapan hoy del poder destructor del cabrón de Putin, llevando consigo a las personas mayores que no dejan atrás ni que los maten.
Hay escenas que si no fuera porque la rabia corta el grifo de las lágrimas, nos anegaría de tristeza. Cuando cada día quiero subir a la página algo de interés, últimamente me topo casi en exclusiva con la puta guerra de este hijo de la misma que a estas alturas de la historia quiere repetir lo peor de ella. Es verdad que vamos errados desde el origen de los tiempos, confundiendo bienestar material con espíritu de grandeza, pero es que lo que está pasando ahora es para tirarse del globo terrestre y que vaya alguien a buscarnos en el fin del universo. Gracias a todos los Eneas que vemos cada día porque será el fruto que no deje tanta barbarie y miseria.