La verdad es que cuesta entender que se mantenga un Consejo de ministros con tanto inepto dentro que, además, despilfarra lo que tenemos y lo que no sin ponerse colorado. Es el caso de Garzón, el comunista de la antigua Izquierda Unida, que enchufó a su hermano en otro cargo bien remunerado y que no para de decir o hacer tonterías, como la última que creó tanta polémica. No se le ocurre otra cosa a este ministro que criticar la sostenibilidad y la calidad del producto de las granjas de gran tamaño, llegando a indicar que desde España se exporta “carne de mala calidad”. Pero no es una crítica para su cuello sino que para el mundo entero, pues la hizo en un medio inglés como ‘The Guardian”, uno de los más prestigiosos y de mayor tirada del país. ¿Y nos preguntamos cómo entiende él el apoyo a los ganaderos españoles con tales declaraciones? ¿Y en base a qué esta opinión, como no sea por hincarle el diente a un buen chuletón que se lo pagará, además, las dietas del cargo que no se merece? Hay que ponerse un poco serios con esto de que vale cualquier cosa por venida desde un Gobierno democrático -a su manera-, con este baile de prebendas a cambio del voto presupuestario, con esta representación obscena en el máximo órgano del Estado que nos representa al conjunto de los españoles. Ya está bien de estos vividores de la política que no es que aporten algo sino que restan continuamente, amén de darse la vida padre a costa de la verborrea moral que en realidad es indecente. Un tipo digno hubiese dimitido tras darse cuenta de su error manifiesto, y otro tipo digno al frente del gobierno, en caso de que no dimitiera, lo hubiera cesado fulminantemente. El no hacerlo da la razón a muchos que piensan que aquí lo único que cuenta es quedarse con la silla, sí o sí. ¡Qué insulto a la ciudadanía!