El otro día, no sé a cuanto de qué, surgió el tema. Sería una discusión sobre los estudios universitarios de épocas pasadas, y más concretamente de los de Medicina y Cirugía. Como anécdota conté que mi padre, -jolines, cuánto más tiempo llevo separado de él por la muerte más lo admiro-, estaba inscrito con el número 1 en la especialidad de Traumatología de España. O sea que el primer titulo que se expidió en España en esta especialidad fue el de él. Se me pudo un poco escéptico el interlocutor, es tan raro tener tan cerca algo tan alejado que es normal no creerlo. Pero como el título sigue aquí, entre los vivos, he podido fotografiarlo para el amigo mío, y además extenderlo a quien lo esté leyendo, porque la verdad es que es para sentirse orgulloso de un padre que tuvo que aguantar bastante de la mediocridad. Por supuesto que mi padre tenía mucho talento, don y conocimiento para sanar a los enfermos, y eso es algo que la mediocridad no soporta, sencillamente, creo, porque los pone contra el espejo de sus propias limitaciones e incompetencias. Helo aquí, pues.
Nº1 inscrito como traumatólogo en España
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