“El problema de Cayetana es que no sabe sonreír. Es la viva encarnación de la derecha adusta. Aunque no sea su estado natural, siempre parece que esté enfadada. Por eso es un error ponerla en el escaparate de una empresa cuyo objeto social sea la conquista del poder. Para alcanzar ese fin es condición necesaria, aunque no suficiente, una dosis de simpatía que ella no tiene. Ni falta que le hace”. Aznar tampoco era simpático y llegó al poder. De todas formas tiene sus razones para estar enfadada. “Lo suyo es la batalla de las ideas, no la toma de las urnas”. Por eso se entusiasmó con el Casado que ganó las primarias.
“Casado la fichó como estandarte de su nuevo proyecto, que no era otro que el de regresar a las esencias ideológicas del partido, y acabó convirtiéndola en una suerte de argumento de autoridad frente a los cantos de sirena que entonaban los tres tenores autonómicos -Feijóo, Mañueco y Bonilla-, partidarios de favorecer otros planteamientos más posibilistas. En aquel tiempo, el joven presidente del PP aún creía en la compatibilidad de la férrea defensa de los principios y las victorias electorales. Luego, a medida que se caía del guindo, Cayetana fue resultándole crecientemente incómoda. Dicho a lo bruto: él mandaba y ella refunfuñaba”. Además le robaba titulares, y eso le sentaba como un tiro a Casado, que todo hay que decirlo.
“Dos visiones distintas del ejercicio de la política entraron en colisión: la de la obediencia irracional en beneficio del grupo y la de la leal insumisión como derecho del individuo. Por supuesto, se impuso la primera por el artículo 33”. La del que manda.
“Lo que no entiendo es por qué sigue en la bancada popular. La rebeldía, cuando ya no queda sitio para la esperanza, se convierte en obstinación estéril. No hay nada más absurdo. Y más aburrido. Y más egocéntrico”. La verdad es que lo normal sería que los mandara a freír espárragos y dedicarse a algo más fructífero. Ella no es como el podemita de las rastas, que necesita el escaño para vivir del cuento y no tener que madrugar todas las mañanas.