Pues sí, fuera de Ourense porque nos fuimos algunos a Lisboa, por ejemplo. A Dios gracias, porque esto de celebrar a los muertos en plan juerga pues que a mí no me va. Me va mucho más celebrar a los vivos y a los muertos dejarlos en paz. Pero algo pasa en el ambiente de la época que no sabemos estarnos quietos, y ya lo decía Pascal, que “todos los problemas del ser humano vienen de no saber estarse quietos”. Aquí todo es una fiesta y ¡ala! a disfrutar. Menos mal que nos queda Portugal. Por cierto, y como quiera que sé que aquí el que lee lee, toma autopsicografía de Pessoa con “El poeta es un fingidor/ Finge tan completamente/ Que hasta finge que es dolor/ El dolor que de veras siente.
Por cierto, me llevo una espina clavada, la de no poder acudir al concierto el sábado del Hot Club, mítico local de jazz, porque se hizo tarde al haber quedado cenando el grupo de amigos con Luis Carballo en su magnífica Taberna Moderna. Otra vez será, claro.