Hoy decían en un telediario, que la ampliación de las terrazas tienen sus días contados, que en algún sitio donde habían dejado hacerlas en las plazas de parking que la cosa estaba ya para cerrarla, pero ya veremos, porque la costumbre enseguida hace ley si nos conviene, o les conviene a unos cuántos. La verdad es que algunos no lo notaremos porque no nos aconteció la posibilidad, pero tampoco importa demasiado, total ¿a donde va Vicente?, a donde va la gente, cual rebaño siguiendo al carnero, a los lugares más petados. Pero es que, además, las terrazas de la zona vieja de la ciudad ourensana están cada día más orientadas para vivir de los turistas, que en este puente, por ejemplo, acudieron aquí como otros allí, y los que quedan en sus ciudades en sus casas para gastar menos, o para pagar la luz a final de mes dada la carestía de la misma.
Estando en los vinos ocurrió el detalle de que este coche de Telemiño, televisión local, no pudo andar su camino porque estaba cerrado por las sillas, mesas y sombrillas que solo faltan que nos las pongan encima de las narices; tuvo que dar marcha atrás pero sin ocurrírsele al periodista rodar un poquito las imágenes que dieron lugar s su vuelta atrás. Poco olfato, amigo.