OURENSE
Gonzalo Pérez Jácome expulsó a los díscolos de Democracia Ourensana, pero tuvo que readmitirlos por orden judicial. Pese a ello, al final esos concejales decidieron irse por su propio pie. «Intentamos reivindicar la democracia interna del grupo, pero fue imposible», explica Miguel Caride Domínguez (Ourense, 1964), que también asegura que estaban esperando en vano «a ver si se imponía el raciocinio en la política de la ciudad y era posible sacar a este alcalde». Y añade: «Llega un momento en que uno no puede seguir bajo el paraguas de unas siglas con las que realmente no compartimos absolutamente nada. Yo sentía que estaba en un partido al estilo de Vox».
-Jácome habla de motivaciones económicas. ¿Hasta qué punto influye que ustedes hayan perdido ingresos por no asistir a las juntas de área?
-Absolutamente nada. Habla de motivaciones económicas porque eso es lo único que entiende el alcalde, que está gestionando el Concello como si fuese una empresa y para obtener un lucro personal. Nosotros estábamos en el gobierno cuando le plantamos cara, teníamos nuestras retribuciones y sabíamos que las perdíamos, pero no nos importó. Y yo, además, renuncié a la retribución de la Diputación, que eran cerca de 60.000 euros anuales. Es tan limitado intelectualmente que piensa que lo único que importa aquí es el dinero. Lo que sí es cierto es que no estar en las juntas de área cercenaba todavía más nuestra voz y nuestra capacidad de incidir en la vida pública. Además, quien realmente pierde dinero con nuestra decisión es él, 3.000 euros al mes y un asesor. Y eso le hace daño porque todo acaba en su pecunio particular.
-Existe la convicción general en política de que, si uno deja el partido con el que se presentó, lo más digno es dimitir. ¿Por qué se quedan?
-Lo valoramos y realmente mi intención en su momento era marcharme, pero llegados a este punto creemos que, si nos marchamos, lo reforzamos todavía más porque eso implicaría que entraran otros cuatro concejales al grupo de DO. Nosotros hemos venido con un proyecto político como ciudadanos, había un programa electoral y un trabajo que se inició. A partir de ahora, pudiendo hablar, podré llevar al pleno mociones sobre cuestiones concretas que afectan a la ciudad de Ourense. Creemos que seremos más útiles quedándonos que marchándonos.
-Pero, si las mociones no son vinculantes, ¿qué utilidad real pueden tener?
-Bueno, ejerces opinión y ejerces cierta presión política, no tanto sobre el alcalde, porque sabemos que a él le entra por un oído y le sale por el otro, pero sí un poco para remover la conciencia del resto de los grupos, que sí tienen en su mano poder hacer algo. Si nos vamos, lo único que vamos a hacer es permitir que entren otras cuatro personas que serían palmeros del alcalde. Intentaremos ser útiles para la ciudad y por lo menos compensar los errores que en el pasado hubiéramos cometido por estar al lado de una persona que nos engañó a todos. Y los primeros, a nosotros.
-¿Ve todavía posible un acuerdo entre PP y PSOE?
-Yo soy muy escéptico, pero se lo vamos a estar recordando continuamente y suplicando si hace falta. No se puede pensar en estrategias políticas para el 2023 cuando quedan dos años por delante, que es mucho tiempo. Y esta ciudad no se puede permitir ese lujo.
-Y, sin embargo, ahora más que de moción de censura, se habla de que pueden volver al gobierno. ¿Qué le parecería?
-Me sorprende muchísimo. Nosotros hablábamos con ellos y sabíamos del malestar que había en el PP con él por cómo gestionaba el día a día. Todos estábamos sintiendo muchísima vergüenza. Ahora, no sé por qué motivo, se replantean un posible regreso. Pero si regresan, van a regresar al gobierno de esa misma persona de la que se sentían avergonzados. Y esa persona aún ha empeorado. No se salva a la ciudad volviendo al gobierno de Jácome. Se hunde más aún.
-¿Se sintieron abandonados por el PP?
-Sinceramente, sí. Creo que no han sabido mantener una línea de coherencia con el discurso. Están un poco en la mitad de la escalera a ver qué hago. Llevar como primera cuestión sus retribuciones y no la situación atípica y surrealista del gobierno es algo que no se entiende. Sí, estoy tremendamente decepcionado. Nos sentimos un poco como peones en un tablero de ajedrez. PSOE, BNG y Ciudadanos parece que mantienen una postura más coherente con su discurso. No es que nos hayamos acercado a ellos, sino que nosotros vamos con quien mantenga un discurso coherente.
-Visto lo visto, ¿le quedan ganas de embarcarse en otra aventura política en el 2023?
-En estos momentos, absolutamente ninguna. Pero bueno, nunca se sabe lo que va a pasar en el futuro. Ahora he regresado a mi profesión y ahí me encuentro feliz. He regresado también a mis aficiones, a mis proyectos musicales y, desde luego, la experiencia política solo puedo decir que ha sido muy negativa, pero no solo por el alcalde sino también por ver que el resto mira más a su ombligo que por los intereses de la ciudad.