Cada año, el 3 de mayo es una fecha en la que se celebran los principios fundamentales de la libertad de prensa. Esta fecha brinda la oportunidad de evaluar la libertad de prensa a nivel mundial, de defender los medios de comunicación de los ataques sobre su independencia, así como de rendir homenaje a los periodistas que han perdido sus vidas en el desempeño de su profesión.
Pues bien, en este día especial lo primero que quiero hacer es traer a mi vista a estos amigos, en la primera Facultad de Periodismo de España, que me acercó Benito Fernández, después de cuarenta y tantos años, todos bisoños entonces y todos de vuelta ahora del ejercicio periodístico activo, o casi. Benito me informó de quienes éramos, comenzando por la autora de la foto, Paloma Calduch, y de izquierda a derecha: María Rosa (ex de X. Bermúdez), Pedro el Trosko (de Granada), Beatriz Delgado (hija del director de cine Luis María Delgado y sobrina de Alberto Delgado, cronista de TVE en las Cortes franquistas), un no localizado, Maite , yo, nuestro amigo Víctor que no estudiaba periodismo pero venía mucho a estar con Manolo Calderón y conmigo, no recordamos al siguiente que su padre tenía un quiosco de periódicos en Cibeles, Manolo Calderón y Begoña Díaz Sebastián. Sólo sé de mi amigo Manolo, a puntito de estar de vuelta laboral, pero no importa, me los imagino currando como periodistas auténticos, y me basta. No sólo de la realidad más palpable vive la realidad de nuestras vidas. Ojalá supiera de ellos a través de esta fotografía, pero mucho me temo que …
Lo siguiente es referirme a la información como un importante servicio público, que nos dicen algunos, y que a mí no me cabe duda, pero esos mismos opinantes lo que no nos dicen es de qué información nos hablan: si de la veraz, contrastada y objetiva, esa que entre otras cosas responde a las cinco uves dobles nos enseñaban en Primer Curso de Facultad; o si de cualquier información, por muy tamizada por el interés que sea de quien la escribe, bien desde el prisma de empresa periodística, que lo es también económica, pero aún más, desde la vertiente ideológica. Hoy el periodismo se practica en gran parte como aliado del poder político, un bastón de éste o sus intereses, y para ello no hay nada más que observar la fidedigna relación de la militancia ideológica de los lectores con determinada empresa periodística. Dime qué lees y te diré que piensas. O sea, todo lo contrario a su naturaleza primera.
La cuestión de sobrevivencia de la empresa periodística impera, y es cuestión complicada, sobre todo en esta sociedad acostumbrada a no pagar individualmente el trabajo que conlleva publicar, hacer radio o televisión, como si la gente que está detrás no valiese una mierda. El mayor problema es que falta suscripción o compradores individuales de prensa; recordemos cómo se leían hasta ayer los periódicos, en el bar, pasando de mano en mano tantas veces que no sé si soportará ya tal costumbre el miedo del contagio al coronavirus; cualquiera coge ahora un periódico en lugar público sin guantes. Pocos pagaban el euro con veinte euros del diario, ni de coña pagar un céntimo por escuchar la radio y la televisión, la televisión con sus telediarios siempre en abierto, no fuera a ser que ni un televidente al otro lado.
Así, sin clientes de pago no hay negocio que resista, demasiados mirones y poco compromiso, pero esta realidad aumentó con la llegada de los contenidos por internet; ahí ya se pelean plataformas y diarios digitales, con un trabajo ímprobo por volcar a su lado a los más comprometidos, a quienes leen comprando la información cada día para intentar saber la verdad, un cambio de mentalidad que ciertamente ya comenzó, como nos demuestra el New York Times digital con más de cuatro millones de suscripciones, pero que va muy poco a poco.
Hasta ahora, el sostén para mamar ante tanta dificultad, estaba en la ubre publicitaria, contando la Institucional, que tantas veces publicita innecesariamente (no necesita vender nada) socorriendo así falazmente al medio. Pero más impúdicamente el poder político socaba la libertad de prensa cuando ordeña la vaca pública a favor del negocio con la publicidad cautiva o indígena, y que le devuelvan otros besos. La objetividad, principio fundamental, solo puede obtenerse con independencia económica de la empresa.
No sé el futuro que le puede quedar al periodismo más puro, el que busca la verdad por encima de un interés empresarial y político, pues del mar de dudas solo lo podría salvar la bombona de oxígeno que son los suscriptores, compradores particulares de sus ejemplares o los ingresos publicitarios, jamás el mismo Estado y menos ningún Gobierno. Es verdad que hay medios sostenidos por algunas corporaciones del propio IBEX, que tampoco garantizan ninguna clase de independencia, por lo que no sé si la solución de Piketti por un nuevo estatuto de sociedad de medios de comunicación sin ánimo de lucro, intermedio entre el de la Fundación y la sociedad por acciones, puede ser la respuesta, lo que sí tengo claro hoy, en el Día Mundial de la libertad de Prensa, es que el sistema opaco de ayudas a la prensa debe ser reemplazado por un apoyo neutro y transparente; IVA Cero, si se quiere, o un mínimo porcentaje dinerario por ejemplares o audiencia, pero nunca, nunca, nunca, las ayudas gubernamentales puras a determinados Grupos de comunicación que, paradójicamente, obtuvieron los mayores beneficios en el ejercicio último y paga sueldos millonarios a sus figuras más mediáticas. “Si el derecho a la información es un derecho democrático, no puede ser que los medios de comunicación estén solo en manos de multimillonarios”, lo decía la misma personas que hoy está en el gobierno y concedió esos millones por la jeta a algunos de esos medios, precisamente.