Carles Puigdemont negoció con el Gobierno de China la petición de un préstamo de 11.000 millones para crear un nuevo Banco Central de Cataluña, según noticias que publican hoy los medios de comunicación españoles. Pero China, que no es tonta, exigía respuestas a, entre otras, las siguientes preguntas: “sí sabe el Gobierno catalán qué porcentaje del Banco Central de Cataluña querría tener” y “los miembros que tiene previsto que formen el Consejo”; “si los primeros 11.000 millones son para poder hacer y/o declarar la independencia unilateral”; o “si tienen intención una vez confirmados los fondos por parte del Gobierno chino negociar con el Gobierno español”. También se mostraban interesadas las autoridades chinas en determinar “cuándo” tenía previsto crear la Generalitat “el nuevo Banco Central de Cataluña” así como la “ubicación y/o edificio” de la futura entidad financiera.
Demasiadas preguntas sin respuesta. Pero aquí lo ridículo es ir a China con tales filibusterismos cuando en su misma casa pueden acudir al jefe de la tropa, cual es el señor Pujol cuya familia cuenta, según lo publicado en distintas ocasiones, con varios miles de millones de euros. El padre moderno de la patria catalana, tal vez ahorrado tanto del país para precisamente ahora hacerlo grande, libre y uno.
Y colorín colorado este cuento chino se ha acabado: no tragaron