En peu de pau (en catalán) son talleres que resultan como un punto de encuentro entre “personas y colectivos de diferentes sensibilidades para abordar la extensión y socialización de las legítimas acciones sociales y cívicas, de carácter pacífico y no-violento”, y sus principios, según consta en su página web son: “Generar un espacio de coordinación sobre la respuesta pacífica y no violenta”, “contribuir a una mejor organización ya mantener el tono no violento en estas movilizaciones”, “poner a disposición de todos los recursos sobre acción pacífica” y “establecer una acción de comunicación entre la ciudadanía”.
Así visto, la verdad es que nos resulta una fórmula a lo Gandhi para que quien cree defender sus intereses políticos, por lo que todo lo que sea sin violencia no puede ser criticado. El problema se hace cuando, según fuentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, aparecen las conexiones directas entre los CDR (Comités de Defensa de la República catalana) y los talleres de En peu de pau, y se complica para mal cuando sus principios de resistencia pasiva pasan a los actos de vandalismo, trasladando a las calles la inestabilidad política que se vive en la región y que buscan fines propagandísticos y poner a prueba la fidelidad de las instituciones a la república catalana.
La uniformidad que logran en su aparente desestructuración estos actos violentos la logran, entre otros, precisamente en estos talleres en los que se enseña como hacer frente a la policía, tal como nos lo informan Gonzalo Araluce y Daniel MOntero en ElEspañol, cosa que ya no parece la misma rueca del pacifista indio.