¡Ay Dios, lo de la CEO y su papel en la sociedad! Mete miedo. Como actualmente no tiene razón de ser sino como coartada gubernamental del sistema, andan inventando nuevas razones para estar. Un negociete más de la forma de gobernar este país. A pesar de que los dirigentes nacionales últimos y anteriores al actual (ya veremos más adelante si a éste también se le pilla en tejes manejes que el poder propicia) se hinchan el pecho y salen dando puñetazos en la mesa donde les pete. Por ejemplo, ahora quieren dedicarse a la cultura; el caso viene por la exposición que inauguran en esa casa pero más en la forma que la venden, porque dicen ‘la faceta cultural en esta organización es importante’, y ponen como ejemplo las master class de jazz que le derivan otro organismo cultural que habría que cerrar con la gestión tal cual se da, el Teatro Principal. De la faceta cultural de esta organización sé un poquito porque un golfo con pedigrí de esta Confederación en Madrid, responsable de arte y cultura en la organización, me saqueó un libro valioso de Eloy Lozano que le dejé en su día para que viese la oportunidad de comprar la edición de 100 más que le venía muy bien a Eloy para producir su película ‘Bellas Durmientes’; el negocio consistía en que como ese mismo año habían premiado a Francisco Leiro como artista de la Confederación Empresarios España, y el libro contenía 10 dibujos originales de Leiro que Eloy había editado junto a poesía inédita de Méndez Ferrín, se convertía dicho libro en regalo original y perfecto para obsequiar desde esa institución a sus invitados, a los que se los hacían pero muchas veces regalos horteras y sin otro valor que el económico, bastante más alto que lo que salía el libro. Pues bien, el libro se puede o no comprar, el negocio se puede o no hacer, lo que no se puede es quedarse con el libro en las manos sin devolvérselo a su dueño a pesar de que en una ocasión por escrito remitido por correo postal ordinario y otra por escrito de puño y letra desde la misma recepción de la Sede, se le recordó al señor que no estaba bien su afán de afaneo.
Pues en estas estamos, con estos precedentes y raíces viciadas, porque lo que comenzó para ayudar a gestionar el mundo empresarial derivó demasiadas veces en negocios particulares, cuando vemos una tarjeta que nos trae un amigo de un gestoría invitando a una conferencia para celebrar su aniversario con la participación de un ponente de altura (nada menos que un astronauta), al tiempo que la mezcla con un foro ‘conocido’ de periódico que está patrocinado por grandes firmas institucionales y privadas. Si no fuera porque el empresario es vicepresidente de la confederación empresarial aplaudiríamos la iniciativa pero así nos hace tener la mosca detrás de la oreja por aquello de un aprovechamiento funcional para liar cotarros.