Hay cosas buenas y malas. La vida se forma de dos caras. Si no estás enfermo de la mente coincidirás con la mayoría de la gente en querer solo la buena aunque sea una quimera, pero no es posible y entonces ocurre que tienes que convivir con ambas de la mejor manera. ¿Cuál? Intentando que en esta guerra fratricida con uno mismo se imponga el criterio y compañía de lo positivo. Bueno, esta divagación casi hortera sirve de inicio al comentario de hoy, porque de pronto te levantas y lees las idioteces que se inventan de continuo desde el poder, aquí llámese Concello, o La Quinta p’a el Pelao, y te pones de los nervios, pero después llega un tío como Manuel Janeiro y te deja que lo trates como persona sin otros adherentes y compensa con creces lo anterior. Manuel Janeiro, amigo del amigo muerto, no confunde para nada el nexo auténtico que se establece entre personas que sienten y se conducen por la vida de manera diferente al resto, por su compromiso con la verdad y el destino sin querer meterle un gol a nadie. Verdadero placer poder cultivar la amistad con una persona como él.
Pero en estas estamos cuando iba a hablar de 18, o quien está detrás de estos límites en tiempos pasados para la mayoría de edad en todos los aspectos, y salta la noticia que recojo con orgullo porque corresponde a un tipo como Mon, que se merece que la vida le de oportunidades a su compromiso con el arte fuera de esos canales típicos como el que le brinda haber sido escogido para este evento en México. Enhorabuena a Mon y que sigan pensando algunos en como se puede intervenir en la ciudad estéticamente y sin contar con ellos, los artistas de verdad, que así nos luce el pelo de la capital termal mundial. En fin.