Gómez de la Serna afirmó que “los cafés son humanos, demasiado humanos, así que mueren porque son mortales”. Tal vez sea así, pues a cambio del pago de una modesta consumición se ocupa una mesa el tiempo que cada uno quiera; incluso, si hay complicidad con el dueño, es lugar donde se puede escribir novelas enteras y ejemplos no faltan para ello: desde Pla, Sender, Baroja, Larra, Umbral, Benet, Camba, Cunqueiro, Ridruejo, Delibes,etc, hasta el amigo Álex Vasallo, tenían costumbre de escribir horas y horas enteras. Y el negocio se resiente, claro está, por eso caben más otro tipo de cafeterías o bares en la ciudad, donde el ruido de la música y la visión de la televisión, cuando no al unísono ambas cosas, no lo resisten bien las personas como las anteriormente citadas, donde es el pensamiento propio de cada uno el que llena todo el espacio. En fin, tanto para enseñar la foto del café Ámsterdan años 50
- Sección: Noticias, Varios
- Publicado el 31 marzo 2015
- Por Moncho
El café
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Moncho
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