La continuidad de la consciencia, que para los no meditantes les puede resultar dificil de sentir y comprender, es el ” eje fijo” del “carro” del que nos habla el gran Lao-Sté. Para que haya movimiento en la “rueda” tiene que haber un eje que esté fijo. La mayor parte de los seres humanos no se dan cuenta de cual es su eje fijo, que les está permitiendo vivir en la rueda de su vida, de todos sus pensamientos, inquietudes, acciones… Solo cuando el nivel de consciencia alcanza un cierto estado, no solo cuantitativo sino tambien y sobre todo cualitativo, es posible sentir este “eje fijo”, que es la permanencia o continuidad de la consciencia y por lo tanto del Ser que realmente se es, y no del que creemos ser o creen los demás que somos. Dichosos los que asi lo sienten y comprenden, pues para ellos el tabú mas grande de los seres humanos que es la muerte, ha quedado deshauciado, la angustia existencial, madre de todas las demás angustias, ya no es causa del mismo temor, pues aúnque sabe que todo lo que nace muere, como fenómeno cambiante del mundo real aparente, tambien sabe por su experiencia meditativa, que todo lo que es no nacido fenomenicamente, porque es “eje fijo” antes, ahora y siempre, es inmanente y no puede morir. Es a este verdadero Ser que somos, no nacido, al que los taoistas llaman shen, cuya traduccion aproximada es: “Espiritu de vitalidad”, al que el verdadero meditador, está nutriendo diariamente con su profunda meditación diaria, para que se “eleve” y permanezca en su residencia en el interior del entrecejo (Dan-Tien Superior).
En la persona normal, sobre todo si es un triunfador, o se lo crée y vive exaltado en esa ilusión , puede surgirle un estado de autosatisfaccion o endiosamiento, parecido externamente, al que se produce en el meditador por la elevación del espiritu de vitalidad, pero que nada tiene que ver con el estado inmanente de la continuidad de la consciencia al que me refiero. Sobre todo destaca la gran diferencia de la permanencia y estabilidad de esta consciencia autogratificante en un caso , mientras que en el otro se trata de fenómenos transitorios, que segun la medicina tradicional china afectan incluso a la buena salud del corazón. Por el contrario la autosatisfacción que el meditador experimenta, solo refleja paz y estabilidad, lo cual, tambien segun la misma medicina , favorece la buena salud, no solo del corazón sino tambien de todo el organismo.
Siguiendo la tradición taoista, este espiritu elevado y fijo en su residencia, hace como si el meditador sintiera que naciera de nuevo, y se volviera como un cuerpo etéreo de energia, desprovisto de materia alguna. Y es que en realidad es un verdadero nacimiento, en el plano espiritual, que según la Alquimia Interna Taoista, puede dar lugar a un nuevo ser inmortal fuera del cuerpo fisico, en el que la consciencia, que ya tenia en el cuerpo fisico, continua indefinidamente. A este cuerpo inmaterial, en sanscrito se le llama Atman y en el cristianismo vendria a ser lo que llamamos el álma.