Todo cambia, nada es permanentemente. Los dichos de los sabios que en el mundo han sido asi nos lo confirman. Pero no es necesario recurrir a ellos para comprobar que, en este mundo real aparente en que vivimos, todos podemos observar como con el paso del tiempo todo cambia, incluidos, naturalmente, nosotros mismos. Asi vemos como, por ejemplo, la semilla muere en la tierra y se transforma con el tiempo en una planta, que tiene vida. De nuevo la planta muere, pero produce lo que va a ser una nueva semilla y asi continuan los cambios continuamente. Lo mismo ocurre en el mundo material como lo demuestra la moderna fisica cuántica con particulas muy pequeñas, pues al soltar una de ellas en el vacio, se convierte en una onda de energia y esta al poco tiempo, recupera su estado material. Asi que multitud de fenómenos Se acaban en un instante determinado y otra gran multitud empieza de nuevo y asi continuamente.
Los seres humanos, sobre todo en Occidente, no nos paramos a observar y contemplar como esto está sucediendo continuamente, bien en nuestro propio entorno, fuera de él o en nosotros mismos, porque no tenemos tiempo para ello y ademas nos son mucho mas importantes todas las otras cosas en las que solemos enfaenarnos, ya sea porque estamos obligados a ello, para poder sobrevivir o por puro ocio. Es mas inmediato e importante ver como resuelvo los propios problemas, que normalmente son creados por uno mismo, o que estrategia me será mejor para conseguir este o aquel objetivo… pero lo peor de todo es que en nuestro subconsciente, se ha implantado ya este principio de impermanencia de todas las cosas de una forma tan negativa, que en nuestra consciencia, se da por descontado que meditar en ello es una perdida de tiempo, que no puede tener utilidad alguna.
En el budismo se reconoce el llamado”Principio de la impermanencia”, pero al contrario que en Occidente, se utiliza de forma positiva para meditar sobre ello, contemplando como efectivamente, ya que todo es impermanente, no nos debemos aferrar a nada, ya que todo es efímero y sin existencia real, dando entrada asi al vacio mental, sin apego a un mundo aparentemente ilusorio, que es sustituido por un mundo, en el que al no existir ni atracción ni rechazo a las cosas, tampoco hay sufrimiento por su pérdida, o por el menoscabo que los demás puedan hacer de uno. Como siempre ocurre, comprendo que al profano en esta práctica de la meditación, esto le pueda parecer aburrimiento e indiferencia, pero claro, ¿si no medita como puede saber como se encuentra uno cuando la practica? . Todo lo mas que puede decir sobre lo que piensa, es que son suposiciones, cuando no, incluso, prejuicios.
No es posible definir lo que es la meditación, por ser de naturaleza transracional, por lo que solo el que ha llegado plenamente a ella puede comprenderlo. Pero si se puede indicar el camino que conduce a ella. Cuando la consciencia se aquieta y deja de tener pensamientos, no por eso desaparece, como nos pudiera parecer, sino todo lo contrario. Se hace mucho mas fuerte. Surge una consciencia nueva, mas fresca, mas viva, mas pura, pues es solo consciencia. Por eso sabemos, por experiencia propia, que hay algo fijo y seguro y que permanece siempre en el ser humano, por mucho que todas las cosas y todos los principios de este mundo real aparente estén en perpetuo cambio. La consciencia continua….