Por amor normal entiendo el que se refiere al existente entre las parejas de los seres humanos, en general, pues pienso que no es igual en todas las personas, y no es mi intención querer inmiscuirme en la particular forma de entenderlo cada uno. Sin embargo, como lo constata la historia hay amores de amores, por ejemplo hay casos tan dispares como el Amor incondicionado, que no espera nada a cambio, de Juan de la Cruz, que contrasta con el amor sadomasoquista del marqués de Sade. Asi pues, aunque sin ánimo de juicio alguno, está claro que la raiz de la que provienen estos dos amores es cualitativamente distinta.
En mi opinión, todos los demas amores, como pulsiones humanas que son en el fondo, pueden tener en mayor o menor grado algun matiz, al menos en algún momento, de los dos casos extremos mencionados. Pues la pulsión humana puede llegar a sublimarse tanto que llegue a ese Amor incondicionado, incluso en el amor de pareja, como nos relata el texto biblico del “Cantar de los Cantares” de Salomóm, o por el contrario hundirse en el piélago de veneno del morbo carnal del sadomasoquismo, peor que el propio instinto animal.
El amor normal se diferencia fundamentalmente del incondicionado, en que aquel puede estár condicionado por diversos factores tales como : la belleza fisica, el nivel o clase social, la atracción sexual… mientras el otro, como su nombre indica, transciende todos los factores humanos para amar sin esperar nada a cambio, es el Amor por el Amor en si. En la práctica de la convivencia se reconoce porque no le echa en cara al ser querido sus fallos humanos, aunque no le gusten, sino que le quiere tal como es y no como le gustaria que fuese, por eso este tipo de Amor perdurará normalmente toda la vida, mientras que el otro irá disminuyendo progresivamente, llegando a anularse y lo que es peor a convertirse en una convivencia insoportable e incluso en odio.
El amor es la energia sutíl mas fuerte de que dispone el ser humano, por eso hay que saber con que estamos jugando, y no dejarse llevar solo por los impulsos naturales, que si no nos conocemos suficientemente a nosotros mismos, como deciamos al principio, pueden llevarnos a un piélago de veneno, en vez de alcanzar la mayor satisfacción que buscabamos.
El amor incondicionado al que me refiero, nada tiene que ver con el enamoramiento del que no ve defectos en su pareja, con lo obsesionado que está por ella. Por el contrario, la ve tal como es y aunque no le gusten sus fallos, que todos tenemos, no se los reprocha continuamente como normalmente se suele hacer. Ademas sabe calibrar la mayor o menor consciencia o intencionalidad real del fallo, antes de tomar decisiones que pudieran ser desacertadas, sin dejarse llevar por la ira o el enojo. Todo esto suele traer en consecuencia que su pareja, lejos de contrariarle en muchas cosas, como es normal en el sexo contrario, trate de comprenderle e incluso de estar a su altura imitandole. Por eso aquellas escasas parejas que se aproximan a este utópico amor, terminan pareciendose entre ellos cada vez mas a medida que pasan los años.
El amor normal suele ser un amor condicionado. Esto, valga la redundancia, es perfectamente normal. El ser humano es gregario y busca su pareja, como busca en la sociedad en que vive todo lo que necesita y le satisface. El problema subsiguiente es que, como todas las demas cosas que necesita y le satisfacen hoy, puede que no las necesite tanto mañana o al menos no ya de la misma manera. Las causas aparentes pueden ser múltiples, pero el fondo común de todas ellas siempre será el mismo, igual que en todas las demas cosas que el hombre busque: Desde el principio se busca satisfacer la propia necesidad de recibir amor, mas que de darlo.Cuando pasado un tiempo uno se da cuenta de esto, es decir, que el Amor que esperaba del otro, no solo no lo recibe sino que ademas, el otro está esperando lo mismo de él y tambien se siente defraudado, sobreviene forzosamente la separación, como tan habitualmente estamos acostumbrados ver.