Hemos visto como ni Shopenhauer ni Nietzsche, con todo su gran saber o conocimiento filosófico racional, que supongo mayor que el de la mayoria de nosotros, pudieron sin embargo captar la “cosa en si”, tal como verdaderamente es. De nada valió que la denominaran “el Noúmeno”, como si le ponen otro nombre cualquiera seria lo mismo. En definitiva lo único que quedó claro con sus esfuerzos, fué la inutilidad de los mismos para alcanzar su proposito.
Si ellos no pudieron ¿cómo vamos a poder nosotros?. Esta parece la reflexión mas sensata para los demás, porque, aunque sea a menor nivel, estamos influenciados casi totalmente por el mismo tipo de conocimiento racional, que viene dado por lo que consideramos una conciencia “normal” de la realidad aparente, desconfiando de cualquier otro tipo posible de conocimiento por considerarlo impropio, inseguro, dudoso o incluso primitivo. Esta conciencia “normal”es, a mi modo de ver, el principal obstaculo para que emerja el verdadero conocimiento transracional, que todos tenemos en estado latente, pero que no dejamos aflorar a la superficie consciente por los muy variados temores y fantasias almacenadas en nuestro subconsciente, que nos hacen imaginar que si tal hicieramos nos volveriamos locos o irracionales, o perderiamos el sentido de lo convencional…Sin embargo, en la autentica realidad es todo lo contrario, pues una persona asi, aunque haya transcendido el pensamiento racional, sigue reconociendo su validez y uso normal en la vida real aparente como cualquier otra persona, y por supuesto usa de él como los demás para solucionar los problemas diarios, o para conocer las cosas que le son necesario saber. Pero cuando se trata de esas otras “Cosas”que se nos plantean como preguntas universales, e incontestables de todos los tiempos, de todas las filosofias, e incluso de todas las religiones, al menos las de Occidente que se despachan con el convencionalismo de la fé, solamente si transcendemos el pensamiento racional, discriminativo, envolvente y repetitivo, y pasamos a un estado de conciencia, que a muchos intelectuales puede parecerles inverosimil, vacio de pensamiento alguno, puede darse la comprensión de lo que estamos buscando en las mencionadas preguntas. Este es al menos el método de Oriente para dar respuesta al mencionado tema. Pero no solo de Oriente, sino que tambien en Occidente y en el cristianismo incluso, cuando se profundiza en el sentido mistico de bastantes frases, tanto del nuevo como del antiguo testamento. Incluso hubo un clérigo cristiano en la Inglaterra de finales del siglo XIV, que fué autor anónimo de un libro titulado : ” La nube del no saber”, que a pesar de su buena formación teológica reconocida, expresa claramente en dicho libro como es necesaria esa “nube del no saber” para acercarse realmente al Dios verdadero. Este método del vacio mental ya proviene del milenario yoga, que acuñó la palabra dhyana para referirse a él. Posteriormente, con la expansión del budismo a China, floreció de nuevo esta práctica con el nombre de “chan” en el célebre monasterio de Shaolin. Este chan, que tenia influencias taoistas, fué introducido en el Japón posteriormente con el nombre de Zen y asi se ha conservado hasta nuestros dias.
La esencia de este método, para llegar a ese inverosimil estado de conciencia vacio de pensamiento, no es otra que la que se conoce corrientemente con el nombre de “meditación”. Esta palabra es una traducción aproximada al castellano de la palabra sánscrita Dhyana y no tiene nada que ver con la raiz latina meditatio, como ya he expuesto mas detalladamente en el libro “El Zen y la Energia Vital”.
En el Zen a la practica del Dhyana, que evolucionó en Shaolin al Chan, se la conoce como meditación zen, en japonés zazén, y al estado de conciencia vacia que asi se encuentra se le llama “hishirio”, cuya traducción aproximada seria “pensar sin pensar”.
Tanto el Budismo, como el Budismo Zen, no son realmente una religión, al menos como se entiende en Occidente, con un Dios y unos dogmas, y la relación del hombre con aquel Ser todopoderoso, por medio de unas normas de fe y de conducta, sino que son mas bien una profunda psicologia de la conciencia, para, a través del método meditativo, llegar a alcanzar tanto el conocimiento de la cosa en si, como el de si mismo y de la totalidad de una forma holística, de modo que a través de la interiorización meditativa, que no solo de la mera introspección, pueda llegar a lo que se conoce en Oriente como Iluminación.
En el Taoismo antiguo existia tambien ya una práctica muy similar llamada “Wu-Wei”, cuya traducción aproximada es “hacer sin hacer nada”.
Vemos pues como desde distintos lugares y culturas se llega a definiciones muy aproximadas de lo mismo: EL VACIO, y de un método para alcanzarlo tambien muy similar: LA MEDITACION.