¡Vaya por Dios!
Parece que la democracia española ha dejado de reconocer con claridad los valores fundamentales que la deben sustentar, porque se confunde libertad con dejar hacer apología de lo que ha matado más que el hambre, o de hambre también, a la humanidad. Apología que se deja hacer desde instituciones tan importantes como es la Universidad, lugar de pensamiento y de creación de espíritus críticos con vicios y abusos que el poder político conlleva, hacia la