Pintar, un ejemplo de la diferencia entre dos urbes gallegas
Las comparaciones son odiosas pero en ocasiones como la presente saltan a la vista de tal manera que hacerlas no es cuestión de odios sino de ojos. En el mismo día, con escasa diferencia de horas, pude ver primeramente, por la mañana, al pintor tapando las pintadas sobre una fachada del Parque Miño en Ourense, ciudad pintarrajeada de manchas sin ton ni son en cualquier elemento público o privada, de madera, piedra o cemento; coincidencia o no con la campaña