
Entrañable.
En la casa de mi madre, que tiene 92 años de lucidez sobre sus hombros y una memoria prodigiosa, los fines de semana solemos coincidir a tomar café con ella algún hijo, nietos y bisnietos. Es un tiempo de concienzudo aprovechamiento de su compañía pues 92 no son el inverso 29, y de ahí lo de ser conscientes para aprovechar el tiempo que reste y que se pueda para escuchar sus historias y demás compañía. Hoy la