YO PLAGIÉ A BRYCE ECHENIQUE
Ahora que uno no tiene ganas de escribir o el asunto ya no lo divierte ni conmueve y halla más placer en leer lo que escriben los demás, sobre todo si son amigos, confesaré que a lo largo de mi vida de escritor, ya longeva, hubo dos asuntos recurrentes que para bien o para mal me dieron el reconocimiento fugaz del brillo de los apellidos con los que se me vinculó. El primero que